Noche 1

23 dic 2010

 

  Es una cena en el balcón de un restaurante discreto pero con una vista fascinante, el decorado de madera con una luz tenue , mesas redondas con diminutos tulipanes rojos que coronan una vela  encendida, sentados una pareja, con atuendos de gala un ritual de miradas y vaivén de los meseros , con manjares de deleite, cómplices silenciosos de los deseos de la carne. Se miran a brevedad, sus gestos parsimoniosos, pero a través de ellos se percibe una atracción mutua . Bajo la mesa un roce sutil es capaz de crear un torbellino impetuoso que pasea por sus muslos y contrae sus vientres, pero no se inmutan los semblantes, la pasión es tan intensa que puede verse palpitante flotar en el aire, solo existen en ese instante , en esas miradas se penetran las entrañas, se adivinan la calidez del aliento y el sabor de la saliva, pueden sentir sus lenguas danzando, como se mordisquean, juegan, se exprimen... Exhala un gemido que trata de disimular pero fue melodía en sus oídos. Tiene la vista fija en la ultima ostra del plato de su acompañante, una vulva hinchada, impúdica, mojada, latente, signos de su propio delirio, sin tocarse se pueden adivinar el olor  el sabor y textura de la piel del otro, inventan caricias atrevidas, juegos audaces, arden ante la humedad de sus sexos, imaginan cuando podrán tocarse, podrían hacerlo allí mismo, sobre la mesa, delante de toda mirada curiosa, exponiendo las nalgas suntuosas, bebiendo del sabor exquisito de la entrepierna en un numero perfecto, acariciando senos, besando cuellos, en una fiesta de gemidos obscenos a punto de estallar en un orgasmo divino, y con ceremoniosidad un mesero se acerca a la mesa y dice el postre esta servido... 








                                         Alguna vez escuche una historia parecida, pero solo recuerdo lo que mi imaginación retuvo....

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