Safo

3 feb 2011

 

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La luna luminosa 
huyó con las Pleyadas; 
la noche silenciosa 
ya llega a la mitad; la hora pasó, y en vela 
sola en mi lecho, en tanto 
suelto la rienda al llanto 
sin esperar piedad.


Amor, que el pecho mío 
continamente agita, 
es dulce y es impío, 
y es más que una avecita 
volátil y ligero. 
¡Ay! de su dardo fiero, 
¿quién consiguió victoria? 

Renueva, amada mía, 
renueva la memoria 
de cuando Atis ardía, 
tu dulce amor odiaba 
y a Andr6meda estimaba.

Desciende, Venus bella, 
y en las doradas copas 
con el suave néctar, 
mezcla purpúreas rosas, 
y a mis dulces amigos 
que tu deidad adoran, 
con divinal bebida 
inspira y alboroza.


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